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  • Foto del escritorLucero M. Ibarra

Damien Hirst: Vivir para siempre (un momento)

Museo Jumex Del 23 de Marzo al 23 de Agosto Entrada libre Martes a Domingo de 10 am a 5 pm Acerca de la exposición

Damien Hirst: artista, coleccionista y empresario. Es uno de los artistas que dominaron la escena del arte en Reino Unido en la década de 1990 y que hasta la fecha es uno de los artistas vivos mas reconocido en el arte contemporáneo. La exposición muestra una visión completa de la obra del artista entre 1986 y 2019, con 57 obras entre instalaciones, esculturas y pinturas. Con la curaduría de Ann Gallagher y el artista, la muestra incluye algunas de las series más icónicas de Hirst, como Natural History, Spin Paintings, Medicine Cabinets, Cherry Blossoms, así como las pinturas de puntos y mariposas.

No es la primera vez que el Jumex nos sorprende. Por mencionar algunas grandes exposiciones con largas filas, está la de Jeff Koons y Marcel Duchamp en 2019 o la de Andy Warhol en 2017, donde recibieron hasta 3,500 personas por día. Siempre es gratificante enterarse de que un museo se ha vuelto taquillero aunque no sea tan placentero hacer fila para ingresar.

El equipo de Jumex está muy bien preparado; te reciben con una sombrilla para protegerte del sol mientras haces fila. Por otro lado, en su página web existe la opción de adquirir un pase con acceso directo para evitar las filas por $200 y por $100 más puedes agregar la visita a la exposición con un recorrido guiado. Si te soy sincera (un consejo te doy porque tu amiga Lucero soy), la entrada es libre y para estas fechas la espera dura como máximo 15 minutos. Yo te recomiendo utilizar esos $200 en la compra del catálogo de la exposición, que contiene textos de gran calidad que ayudan a entender no solo desde la perspectiva del artista, sino también filosóficamente, el significado del trabajo de Hirst a través de un lenguaje sencillo y práctico donde además de contar con imágenes de alta calidad, es un lindo souvenir.


Reseña

La exposición "Vivir para siempre (un momento)" del artista Damien Hirst ocupa las tres salas del Jumex y esta está diseñada para guiarte a través de un recorrido que aborda la incuestionable condición humana: la ciencia, el arte y la religión. Desde el primer momento, al ingresar, vives la experiencia completa; tienes que entrar en los enormes elevadores que normalmente se utilizan para transportar obras, pero en esta ocasión, en lugar de trasladar grandes piezas, te encuentras acompañado de 50 personas ansiosas de que se abran las puertas del elevador para dar el primer vistazo.

La primer galería, ubicada en el tercer piso, te recibe con gabinetes llenos de píldoras, equipos médicos y pinturas de gran formato con puntos de colores que se asemejan y relacionan con los colores de las pastillas. Esta serie de botiquines toma sus títulos de canciones de los Sex Pistols, uniéndose a las tendencias anarquistas y autodestructivas del punk, junto con el interés del artista por el cuerpo y su inevitable declive. Al avanzar un poco más, te encuentras con las piezas provocativas pero cautivadoras de animales conservados en tanques de formaldehído; te enfrentan a la visión de un enorme y terrorífico animal, permitiéndote observarlo detenida y detalladamente, desde el poro más pequeño de su piel hasta sus entrañas. Estas obras están íntimamente relacionadas con la idea inaceptable de la muerte de Hirst desde su adolescencia, cuando solía visitar el departamento de anatomía de la Facultad de Medicina de Leeds con el fin de hacer dibujos. Esta experiencia le sirvió para manifestar lo difícil que le resultaba reconciliarse con la idea de la muerte. Estas piezas hacen hincapié en la fragilidad de la existencia, la verdad ineludible de que la vida termina inevitablemente con la muerte.

Descendiendo las escaleras, el recorrido continúa hacia la segunda galería, donde poco a poco dejamos de ver referencias a sus piezas de animales en vitrinas rellenas de formaldehído para dirigirnos a las pinturas compuestas con muchas especies de mariposas, con formas y colores intensamente vivos cuidadosamente elegidas y aplicadas sobre lienzos enmarcados como si se tratara de ventanales góticos y rosetones con cristales de colores siendo penetrados por los rayos del sol, creando un juego encantador y fascinante.


Mientras que en la vida contemporánea se cree casi religiosamente en la medicina y la ciencia, en otros tiempos era la fe la que contaba con el poder milagroso de sanar. La madre de Hirst, mujer irlandesa y católica, se encuentra presente de manera indirecta en estas obras gracias a la influencia en la educación y formación religiosa que tuvo el artista desde una edad temprana.

Las mariposas, además de ser un referente de gracia y belleza, son también un símbolo del alma humana debido a su vuelo ligero y aireado, así como por su ciclo de vida dramático. La metamorfosis en la vida de la mariposa representa el cambio y la transformación, comparables con las tres etapas del ser humano: la larva que se arrastra equivalente a la condición del hombre en esta tierra, seguido de la larva que se esconde en su capullo representando el cuerpo del hombre en la tumba, y por último, el estallido de su envoltura exterior, emergiendo y elevándose hacia el cielo con un hermoso cuerpo nuevo, simbolizando la vida eterna en los cielos.

Para finalizar, en la planta baja se centra la atención en una de las obras más conocidas del artista: un cráneo humano fundido en platino con incrustaciones de diamantes y dientes humanos procedentes de una calavera del siglo XVII. Esta escultura es considerada una de las más costosas jamás producidas (50 millones de libras) y rinde homenaje a los cráneos aztecas adornados con turquesas y otros materiales preciosos.

A su alrededor, hay pinturas de gran formato de la serie Cherry Blossom que nos remiten al puntillismo de los posimpresionistas franceses. Hirst reivindicó su enfoque artístico con obras de belleza sencilla y atractiva para todos, un arte que le gustaría a su madre. Sin embargo, no debemos dejarnos engañar por la apariencia simple de estas obras, ya que declaran su posición crítica como un símbolo de la naturaleza transitoria, la brevedad de la existencia y la fugacidad de la vida, similares a las flores que solo florecen en primavera.

Para rematar, en la terraza se encuentra una serie de obras escultóricas con formas humanas que nos recuerdan a los modelos de estudios anatómicos, pero que al mismo tiempo exploran figuras religiosas, recordándonos que, al igual que en el periodo anterior a la Ilustración, la medicina y la fe siguen estrechamente entrelazadas.

Te aseguro que al salir te llevarás mucho más de lo que tenías dentro de ti al ingresar. Contrario a lo que sugieren muchos titulares y videos en TikTok que etiquetan a Damien Hirst como un artista capitalista y voraz, un sádico expositor de animales, o la típica crítica de que el arte contemporáneo es un fraude; una cosa es segura: a través de la producción artística de Hirst y con la curaduría finamente seleccionada, no puedo evitar cuestionar el valor del arte, la religión y la ciencia en mi vida. Aunque todos los días morimos un poco, el resto de los días no; ¿no es esa precisamente la función de la ciencia y la fe? La fe implica una confianza total en algo, mientras que la ciencia implica el consentimiento intelectual de un conjunto de hechos y la confianza en esos hechos. La esperanza es la expectativa ferviente de creer que algo bueno va a suceder, una expectativa confiada que naturalmente emana de la fe. Y por eso, yo mantengo mi fe en el arte.

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